15 de diciembre de 2009

EGO.

No actuamos según convenga, no actuamos por amor propio ni por amor hacia los demás. No tenemos en cuenta los sentimientos de casi nadie, y los nuestros muchas veces se quedan cortos. No tenemos compasión, y nos gusta jugar. No entendemos cuando la gente llora por despesperación, y nos creemos las únicas capaces de sentir. No nos creemos que el olvido sea tan difícil para ellos como para nosotras, ni que sus lamentos sean igual de arrogantes que los nuestros. Llevamos al límite nuestras capacidades como artistas, nos gusta mentir y pasar el rato. Las cosas nuevas y atípicas. La gente sencilla nos aburre y siempre esperamos algo nuevo. Somos capaces de dejarles por los suelos y no sentir remordimiento alguno. Nos aburrimos cuando escuchamos problemas de gente simple y estúpida, y nos gusta mencionar y exagerar los nuestros. Somos superficiales y el cuerpo humano nos atrae más que nada. La anatomía de la mujer es obvia y claramente más excitante que la del hombre, y nos gusta mirarnos al espejo y saberlo. Nos enamoramos de hombres de la mañana a la noche y les hacemos pedazos mientras nos fijamos en como caen. Así nos inspiramos, lo escribimos y vamos a por otra historia que contar. Somos gente aparentemente mucho más sentimentales que los demás, y sin embargo la realidad es que carecemos de sentimiento alguno, ya que aplastamos todos los que tenemos. Nos gusta jugar con nuestras propias emociones. Es que nos encanta jugar. Nos aburren los polvos repetidos y no tenemos sexo con gente típica de la calle. Somos fáciles pero solo nos gusta serlo con quien queremos. Nos encanta ver como excitamos a alguien actuando, y ver como sonríe cuando piensa que es el mejor hombre que ha pasado por tu vida. Es importante que se enamoren de nosotras y que nos traten de forma en la cual sepamos que somos diferentes y superiores a las demás. Que, obviamente, sabemos que lo somos. Nos maquillamos y nos arreglamos para parecer más bellas a la vista del mundo, porque nos gusta que nos señalen con el dedo y hagan comentarios. Nos gusta vestirnos de niñas y aparentar lo que no somos. Inspiramos confianza al decir que no somos perfectas y que lo sabemos, creen que es una simple excusa como la de todas. Lo decimos porque sabemos la verdad y sin nuestra capacidad de transmitir emoción no seríamos más que esas mujeres que andan por la calle pretendiendo que se fijen en ellas sabiendo que no lo conseguiran.
Qué estupido.
Y sabiendo todo esto, aun tenemos la esperanza de cambiar y encontrar la pasividad, alegría y monotonía de la felicidad junto a alguien.