29 de abril de 2010

¿Qué es para mi SOBREDOSIS?

Amor. Catulo dedicó toda su obra a Lesbia. Antinoo se arrojó a un estanque cuando pensó que ya no era suficientemente bello para Adriano. Marco Antonio perdió un imperio por Cleopatra. Lancelot traicionó a su mentor y mejor amigo por el amor de la reina Ginebra, y enfermo de amor y remordimiento emprendió el peregrinaje en busca del Santo Grial. Robin Hood raptó a lady Marian. Beatriz rescató a Dante del Purgatorio. Petrarca dedicó toda su obra a Laura. Abelardo y Eloísa se escribieron durante toda la vida. Diego Marcilla, en Teruel, cayó muerto a los pies de Isabel de Segura al enterarse de que ésta había desposado al pretendiente designado por su padre. Julieta bebió una copa de veneno cuando vio muerto a Romeo. Melibea se arrojó por la ventana a la muerte de Calixto. Ofelia se tiró al río porque pensó que Hamlet no la amaba. Polifemo cantó a Galatea hasta el final de sus días mientras vagaba lloroso entre prados y ríos. Botticelli enloqueció por Simonetta Vespucci después de inmortalizar su belleza en la mayor parte de sus cuadros.Juana de Castilla veló a Felipe el Hermoso durante meses, día y noche y sin dejar de llorar, y acto seguido se retiró a un convento. Don Quijote dedicó todas sus gestas a Dulcinea. Doña Inés se suicidó por don Juan y regresó más tarde desde el paraíso para interceder por su alma. Garcilaso escribió decenas de poemas para Isabel de Freire, aunque nunca la tocó. San Francisco de Borja abandonó la corte a la muerte de la emperatriz Isabel. No volvió a tocar a una mujer. Isabel de Inglaterra rechazó a príncipes y reyes por el amor de sir Francis Drake. Sandokán luchó por Marianna, la Perla de Labuán. Werther se pegó un tiro en la sien cuando le anunciaron la boda de Carlota. Hólderlin se retiró a una torre a la muerte de Diotima, a la que no había tocado jamás, y nunca salió de allí. Rimbaud, que había escrito obras maestras a los dieciséis años, no escribió una sola línea desde el momento en que acabó su relación con VerIaine, se hizo tratante de esclavos y se suicidó literariamente. VerIaine intentó asesinar a Rimbaud, acto seguido se convirtió al catolicismo y escribió las Confesiones; nunca volvió a ser el mismo. Julián Sorel aguantó dos meses sin mirar a los ojos a Matilde de la Mole para recuperar su cariño. Ana Karenina abandonó a su hijo por el amor del teniente Vronski, y se dejó arrollar por un tren cuando creyó que había perdido aquel amor. Camille Claudel enloqueció por Rodin, que nunca movió un dedo por ella. Sobredosis es aprender que lo pequeño es lo grande cada día. Sobredosis es preferir morir vicioso y sucio, a vivir limpio y aburrido. Sobredosis es encontrar una estrella sobre el fango , a cuatro diamantes sobre el cristal. Sobredosis es preferir que te duela a que te traspase. Sobredosis es besar el suelo 20 veces para llegar a lo más alto, antes que ir escalando poco a poco. Sobredosis es preferir una cadena a un bozal. Sobredosis es preferir el frio cuero al suave terciopelo. Sobredosis es probarlo todo aunqe sepa mal, pero sin morir sin saber lo que te gusta. Sobredosis es estar encerrado en la nostalgia. Sobredosis es permanecer en una cárcel de palabras toda tu vida. Sobredosis es cuándo gritas, cuando callas. Sobredosis es cuando huyes, cuando escapas. Cuándo dejas de leer, de ir al cine, de ir a conciertos, los escalones, la ciudad abajo, las estrellas al alcance de las uñas: historia de chico-conoce-chica, planteamiento cómodo, idea superrentable..Cuándo la resignación grita mientras lloran las paredes, y apostamos todo a un número como si la suerte hubiera sido siempre nuestra. Es plantar semillas y recoger balas. Pasear mientras escuchas las olas quebrarse. Intentar que el último ensayo sea más largo para estar preparados para la tormenta. Hablar de princesas y de verdugos. Por eso, merece la pena seguir viviendo, porque nunca sabrás quien aparecerá y te salvará en una soledad que aploma más que aporta.

11 de abril de 2010

Soy azul eléctrico aunque a veces me gustaría ser gris. Me gusta el extraño comportamiento de las luciérnagas en mi pequeña ciudad, que me iluminan desde donde esté hasta mi propia casa, y que en esta digna soledad son el único dios al que respeto. Me encanta hablar en bares, durante horas cigarro en mano, viendo como se acaba tu cerveza. Encontrarme a amigos que hace mucho tiempo que no veía y a los que no es necesario tenerlos en las últimas llamadas, porque basta su sonrisa en los días impares. Adoro la valentía del beso robado, del orgasmo robado. Enamorarme del sexo de unos labios, o de sus versos, desenamorarme con la misma rapidez. Me impacienta la espera, las prioridades y los planes, soy toda improvisación, impetuosidad, intuición, impulso. Tengo tantas ganas como miedo y eso sólo se explica si no me conoces. Soy agua, perla, jazmín, sándalo, sensibilidad, ilógica. Prefiero compartir cinefilia con un amante, un sofá , un paquete de cigarrillos y alcohol para surcar heridas. Soy el peón de un ajedrez olvidado en el último cajón de tu imaginación, el que alcanza la cumbre ignorando( que no ganando) al rey del baile, porque duele más y es más productivo que una simple victoria. La indiferencia es un arma muy potente, resulta que importa más que el odio porque deja una mella que no puede curar el amor, un desprecio que te hiela hasta atravesar experiencias maltrechas, que te deja el deseo de morder, de dejar la huella que el otro no recuerda de ti. Y a parte de tantos incisos, sé volar, me gusta recuperarme de largos ejercicios que me produjeron sueño y agujetas, y aprender de nuevo a planear por cielos contaminados por la frivolidad de esta sociedad enferma. De la que me cuesta seguir retroalimentándome en droga y sexo sin compromisos a las puertas del tugurio de turno. Por eso escribo, por eso me queda conciencia para no perder el sano juicio en esta locura de monotonía que adopté desde que me quité la vida.