29 de junio de 2009

. Búscame, como antes hacías. Encuéntrame y déjame preguntarte, con los ojos hinchados de extrañarte de una manera tan irracional, si no me quieres. Si nunca me has deseado como si te fuera la vida en ello. Si al mirarme no sentías a tu alma volcarse en el infinito de un color, empaparse de la dulzura del no poder apartar los ojos de mí, erizarse al sentirse unida a la mía. Déjame preguntarte si no te refugiaste en mi aliento aquel día y si no te estremeciste cada vez que mis roces elegían tu cuerpo. Si nunca has querido levantar el rostro y mirarme de frente, emergiendo ante lo soñado, borrando mi boca al acariciarla tantas veces como tu temblor te lo permitiría, combatir mis ganas con las tuyas, regalarme tus manos y tu azul y borrar la herida que causó el silencio. Contéstame, y dime por fin que eres real, que eres un sueño con fundamento, que podré tocarte sin miedo a que te evapores. Que no tendré que temer cuando abra los ojos. Que te encontraré a mi lado.

20 de junio de 2009


Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón. Y porque ahora? Por qué? ¿Por qué me haces esto? ¿Esque no entiendes lo que duele, hasta qué punto me haces daño? No, tu no entiendes lo que significa esa palabra. Te gusta confundirme, pero ¿por qué? ¿por qué lo haces? Solo quiero que me respondas, esque no ves que por mucho daño que me hagas yo voy a seguir queriéndote como una puta gilipollas?, que por mucho que quiera odiarte mi corazón necesita abrazarte? Esque no entiendes que te necesito? Que te necesito para respirar, que necesito a cada poro de tu piel para sentirme viva y que me muero si tus ojso dejan de ser mis ojos? No seas tan cobarde y admite de una puta vez lo que sientes, porque sé que sientes algo por mí, algo grande, pero eres un imbécil que preferiría morirse antes de aceptarlo, antes de admitir que soy la razón por la que te levantas todas las mañanas, pero también la razón por la que no te quieres despertar. No me hagas más daño joder, y no te lo hagas a tí, ¿por qué tienes esa manía de hacer difícil lo fácil? Nunca lograré entenderlo..




Recórreme el alma, bébete mi cuerpo, erízame la piel con tus besos, respírame al oído y folláme hasta que se agote el último gemido de mi corazón.

10 de junio de 2009




Me gustaría hablarte de él, desde la abrumadora distancia que nos separa y desde la complicidad cotidiana que nos une. Como si este aire nocturno & fresco no me trajera su aroma, como si no dijera su nombre en cada verso, casi sin despegar los labios, como si no me acompañara siempre su voz, como si la ternura no estuviera siempre vestida con su ropa. Me gustaría decirte cómo le extraño & cómo cierro los ojos y disfruto (lo dice una canción), echándole de menos…. Las palabras que escribimos se me enredan en los ojos y en la piel, va llenando el cajón de los recuerdos y me tiembla en la boca la sonrisa. Quisiera contarte, cómo es cuando brilla su mirada y se refleja en los hilos de mi blusa, cuánto dice, cuánto calla. Y hasta, a veces, cuánto calla lo que quisiera decir y no se lo permite la imagen del espejo. Junio se adormece, vuelan las preguntas, huyen las respuestas y sigue este sueño, dormido y despierto, revoloteando entre mis versos. Quisiera decirte cómo es cuando tiembla y dice mi nombre, con todas las letras, y suena a piropo, y sabe a café, y sonríe y brilla, sólo para mí, porque nadie sabe, porque nadie entiende este mundo nuestro hecho con besos de papel y miedos pequeños que se enredan en las piernas y sonrisas que quisieran ser abrazos. Quisiera contarte, desde esta ventana, a la que se asoma sin verme los ojos, cómo es primavera si él está a mi lado, cómo me descubro siguiendo sus pasos, cómo soy la cómplice de esta luz que alegra los días, los meses, los cajones, las palabras que nos regalamos, y escondemos, y rompemos… Quisiera decirte cómo es de bonito sentirme a su lado y escuchar su voz, cercana y amiga, saberme esperada, saberme querida, aún en la distancia de años y años sin saber que estaba, sin saber quien era… Mirar el reloj, escuchar atenta sus pasos serenos, mirar la sonrisa, retenerla acaso y detener el tiempo. Luego, recordarla en silencio, ya de madrugada, y convertirla en versos… Quisiera decirte cómo le echo de menos, cómo no se aparta de mi pensamiento y se queda quieto, enredado en mis párpados, en ese momento, de creer en las hadas, entre la vigilia y el sueño. Te podría hablar, si no fuera un secreto, de sus manos tibias que sólo rocé un momento, y de todo el miedo, como un muro de piedra que obliga al silencio. Pero la memoria no calla, recuerda, como yo recuerdo todas las palabras…, las leo y releo, temblando y sonriendo, tarareo canciones que, a través del tiempo, nos dibujan y dibujan este clandestino y sin embargo inocente sentimiento. Ese miedo que nos deja sin aliento, que nos calla y nos detiene, que nos aleja a veces, que nos une sin remedio, que nos persigue y nos muerde… Quisiera contarte cómo es ese miedo, pero se me escapa, porque él lo custodia, vigila y protege, no lo deja fuera, lo esconde, lo aleja…, y en un arrebato de luz en sus ojos, cuando nadie mira, yo leo en sus labios que me dice «guapa», y tiemblo, y sonrío, y digo su nombre, todo con mayúsculas, sin punto al final, sonando a «te quiero». Quisiera contarte, desde esta ventana, el olor a limpio de su cortesía cuando empuja puertas y paso delante, cuando, en un susurro, le siento mirarme, le dejo instalarse en un rincón antiguo que tiene mi alma y que sólo es mío, y que ahora es nuestro… Me veo en sus ojos como en un espejo, y no soy la misma que tú conocías, me siento tan niña, tan joven, tan embelesada, tan llena de vida… Quisiera decirte qué es esto y no puedo… Como en un susurro, tan cerca y tan lejos, escucho su voz…, «mi niña».

5 de junio de 2009


No sé si decir que no lo merezco, aunque no sé si lo merezco. No sé si perseverar &, ¿triunfar? No sé si hablar o callar, aunque creo que es mejor hablar a escupir porque ya sabe a rancio de tanto tiempo que estuvo guardado. No sé si decir te quiero o darte un beso o las dos cosas, o las tres. No sé si esperar, ¿esperar qué? No sé si lo siento o lo pienso, ojalá se pudieran las dos cosas. Ojalá yo pudiera las dos cosas. No sé si mirarte, aunque tengo miedo de que te des cuenta de demasiadas cosas & yo soy extremadamente transparente. No sé si quiero que coseches lo que sembraste antes o quiero que siembres de nuevo & cosechemos juntos. No sé si quiero verte llorar & darme cuenta de que me quieres o prefiero verte reír & reirme contigo. No sé si las cosas REALMENTE pasan por algo. No sé si en TODO lo malo hay algo bueno. Sí sé que quiero tu compañía toda mi vida.· Si realmente significamos ser el uno para el otro, entonces no hay nada de que preocuparse, nos podemos esperar eternamente. Mi corazón está difuminado, no tiene forma. Cuesta verlo & entenderlo &, sin embargo, a veces late. Sólo a veces. Pero luego le entra el miedo & se pierde, se hace pequeño en mi escritorio. Muy muy pequeño. Tanto que de golpe cabe en la palma de mi mano & tengo que tener cuidado para no estrujarlo porque en él está escrita la palabra que nos une, la misma que a veces nos aleja. En esos momentos el pánico se camufla, se acerca con sigilo para susurrarle que al final siempre tambalea & se cae.

Sin embargo hoy, un día cualquiera, sin miedo lo coloco en la yema del dedo & te lo entrego.