10 de octubre de 2011

¿En realidad, quién soy yo?

Sí, soy yo. Tengo 18 años. Intento estudiar. Empecé a considerarme alguien cuando me dejaron en medio de un falso camino. Creo que no existe la felicidad. Es un recuerdo o un anhelo. Durante meses fue y sigue siendo mi mayor anhelo. Vivo entre escritura y música. Me han salvado muchas veces, incontables. Nunca tuve valor para muchas cosas. Me puede el miedo. No sé mentir, no puedo hacerlo, si me equivoco segundos después descuelgo otra vez el teléfono y lloro desconsoladamente porqué no se fingir. Esta soy yo. Parecerá raro. Muy pocos me conocen y los que yo pienso que lo hacen, aseguran no saberlo. No importa. ¿O si?. Dejémoslo, no debería importar. . Sonrío y me siento a ver una de esas películas para llorar durante horas. Después salgo y me vuelvo loca, río. Soy así. Me gustaría tener tantas cosas que en realidad la única que quiero es el amor, y aunque lo sienta esá lejos y yo lo necesito en mi almohada. Necesito los pequeños detalles, son el reflejo de cada uno de nosotros. Es lo que echo de menos constantemente. Por eso no se puede reemplazar a nadie, porque todos estamos hechos de pequeños y preciosos detalles. Ya lo dicen, yo ya adoro tus detalles, tu voz, tu fuerza para hacerme sonreír. Será malo o bueno. Ya lo comprobaremos, espero.
Me encanta el invierno, las noches frías para compartir. Odio tanta calor, odio tanto despego, tanta lejanía.
Yo siempre olvido. No sé cómo, pero hasta perdono lo imperdonable. Siempre acudo a los que más me quitan para pedir ayuda. Podéis llamarme estúpida. Nací entre estas calles, una ciudad dormitorio que hace vida en parques y paseos. No más. Todos escapamos algún rato, supongo que porque nos sentimos atrapados aquí. Soy cinéfila, o como se llame eso, me encanta ir al cine o leer. Me sumerjo en otros mundos y en otros lugares y me pierdo más allá de esta realidad. El mundo hace cosas mal, en fin, hay muy pocas cosas que haga bien.
Vivo en un país de locos, que valora más a una selección de futbol que a un premio nobel de la paz. Supongo que no debería importar, pero tanta euforia colectiva llega a ser molesta. Me quejo por todo, pero una sonrisa me puede cambiar la vida. Supongo que no quieren ofrecérmela. A pesar de miles de desengaños y de noches frías, adoro la vida, los besos a destiempo, los bailes mientras me sangran los pies, adoro la música, adoro las tardes de infusiones y las charlas eternas de mamá, adoro conversaciones sobre el mundo con amigos, y adoro las risas con ellas. Adoro el mar, y caminar por la arena. Me encanta compartir.
Me encantaría vivir sin relojes, solo con alguien a quien amar, y con amigxs a quien acudir para charlar durante horas. Pero estoy rodeada de ellos, soy una maniática del tic-tac y a veces me odio.
Echo de menos lo que no tengo, ya sabéis tener nostalgia de aquello que jamás sucedió. Lo busco en todas partes, y sólo necesito imaginar para tener, para tenerlo aquí al lado, para esos momentos en los que el mundo se me viene encima y tengo menos fuerza de la cuenta.
Supuran heridas del pasado, me dicen, eres tonta, y lo sé. Pero me hizo tanto daño, que todavía pago las decepciones de aquél tiempo.
Da igual, dejemos el tema.. Me encanta dormir. Soy más de abrazos que de besos, y adoro esas noches de velitas y miradas que funden cualquier segundo. Quizás añoro con todas mis fuerzas una noche de esas. Soy inocente, me encanta creer que existen seres animados que no puedo ver, creer que hay algo más, sentir la magia en cada momento ,en cada sonrisa. Soy única, pero soy como los demás. Mi mensaje está cargado de esperanza, esperanza en el futuro, en mí, en ti, en los míos.