18 de noviembre de 2009




Necesito autoconvencerme de que no fuiste una pieza clave en mi pasado noviembre, ni en mi abril, de que no exististe en mi agosto, ni en mi octubre, de que no has sido nada este noviembre tampoco. Necesito aceptar que después de varias semanas, el teléfono no va a sonar. Necesito entender que para esto, ya no existe el verbo esperar. Pero sobre todo, necesito salir de aquí. Necesito que no exista la ciudad llena de obras, ni los trayectos interminables en bus, ni los sudokus en el banco de la biblioteca haciendo tiempo, ni los saludos de siempre a las mismas caras de siempre en las mente, en realidad no sé si quiero estar conmigo o quiero compartir sólo mis suspiros contigo.No sabría decir cúal es el balance de este año, casi he sentido las mismas veces que me moría por dentro como que iba a estallar de felicidad. Soy así, de extremos. Tampoco creo que sea el peor que he vivido hasta ahora, aún teniendo en cuenta que todo está en carne viva todavía y necesito asentar lo bueno y digerir lo malo pero sí puedo decir que he seguido creciendo. Parece una sorpresa, como si no fuese posible aprender más después del que abandoné el noviembre pasado y dejando a un lado la arrogancia. He vuelto a aprender incluso lo que ya había aprendido el año anterior y el otro e incluso lo que hasta entonces no había imaginado que me adentraría. Creo que si hay una palabra que describa este año sería la palabra Sorpresa, sí, esa es, es la definición perfecta para bien y para mal. Ahora tengo el corazón un poco más duro pero, no hay de qué preocuparse, sigue igual de grande. Ese dolor tan asfixiante por algún motivo me abrió los ojos. Sin darme cuenta comprendí que no odiaba mi vida, mi família, mi ser, cualquier cosa que me hiciera daño, tú, las noches, morirme despacito por dentro, las canciones... Odiaba otra cosa: Nada iba a cambiar, no podía esperar nada nuevo. Así que simplemente cogía aire y me decía para mis adentros "Se puede vivir sin luz".En ese mundo oscuro donde vivía asaltaban cosas horribles, cosas sorprendentemente horribles, y algunas veces cosas maravillosas... y ya no puedo confiar en nada. Jamás fue la morfina lo que calmó el dolor. Se puede seguir sin luz. Hay quién piensa que he perdido, incluso algunos se atreven a decir que estoy perdida, que estoy extinguiéndome mientras rien minuciosamente. A mi me hace mucha gracia sus palabras... porque la verdad es que nunca me había sentido tan ganadora como hasta ahora (bueno, miento, una vez me superé pero eso es otra historia). El caso es que me pregunto... Sí un país masacrea a otro, ¿los cercanos a las víctimas deben dar gracias a los culpables por lo que el dolor que les han provocado ha conseguido enseñarles? ¿Por lo que han ganado de todo eso? Aunque es una pregunta retórica tengo que decir que sé que no es así. Pobres los arrogantes que creen lo contrario. quedan en tu iris... aunque me duelas tanto... que no quiera volverte a ver. Siento como si se hubiese parado el tiempo cuando te pensaba, como si todo se hubiera detenido por un momento y hubiese dejado de sentir hasta que volviera a ponerse el mundo en marcha y tú te has quedado inmortalizado y permanente en mi mente. Esperaba algún reproche frente a mi indiferencia pero creo que prefiero seguir siendo invisible ante ojos de iceberg. No niego que me gustaría calentarte la cara a bofetadas aunque he aprendido que las trampas no sirven para ganar, lo que pesa, a fin de cuentas, es la honestidad y tú de verdad no tienes nada así que no es mi estilo entrar en tu juego y convertirme en media verdad. Que no, que la verdad no está sobrevalorada, que ya te darás cuenta que regalándote no llegarás a ningún lado, que ahora te da igual no moverte pero luego no querrás dejar de girar y girar y no tendrás a nadie con quién hacerlo. No te preocupes porque después de algunos suspensos yo ya sé respirar. Tal vez Sekisan, perfume con olor a frambuesa y una guitarra que chapurrear sea la simple solución. Llevo días de apogeo y creo que voy a quedarme así un tiempo más. Mira si te quiero poco, que contra todo karma, sigues siendo para mí lo mejor que me ha pasado en este año interminable que está a punto de terminar. La cuestión es respirar, que no creas que no me cuesta (sin ti). El caso es que me he esforzado pero, también tengo corazón, negro, pero ahí está, palpitando y resientiéndose, no, perdón, ahora está más rojo que nunca, sí, sí, como ése de la película que no recuerdo el nombre pero todos adoran. Está rojo a pesar de ti. No soy ése tipo de personas que se rindan sin más; resbalo, ¡claro que resbalo! pero mala hierba nunca muere. Tengo el corazón rojo, supongo que eso es un final feliz. Es un adiós temporal, esto está más muerto que vivo, como la dueña. A veces va bien esconderse, nunca fuí tan valiente como pensaban.Voy a hacer las cosas bien por una vez y empezaré por el principio: La persona más sonriente y soñadora me había capturado, robándome el corazón, y en lo más profundo de mi ser, supe que siempre había sido suya. ¿Quién era yo para cuestionar un amor que cabalgaba en cada rincón y rugía como las olas del mar? Así era entonces, y así es ahora. Recuerdo que al día siguiente de descubrirlo estaba asustada, como nunca en mi vida, porque temía enamorarme por siempre y nunca tenerte. Cuando bajé el pie derecho de la cama, temblaba, cogí el teléfono para susurrarte buenos días en forma de 'te quiero', tú sonreiste tras el auricular ahuyentando todos mis temores. Tu suspiro tras la sonrisa fue lo único que se escuchó y nunca volviste a sacar el tema. Ni una sola vez en el tiempo que hemos compartido. Tampoco protestabas cuando, en los meses siguientes, encontré un corazón que me daba lo que tú no podías, pero si regresaba con lágrimas en los ojos, siempre sabías cuándo debías quedarte y cuándo dejarme sola. Más adelante, cuando dejé de engañarme y supe que no me servía otro corazón que no fuese el tuyo y volví a mirarte a los ojos, comprendí que había tomado la decisión correcta acabando con algo en lo que nunca había creído. Desde entonces, no me he arrepentido ni una sola vez de desviarme del camino para reencontrate. Sé que me tomaste por una niña cuando te confesé que te quería y que volverás a pensarlo cuando lo leas ahora pero agradezco que no te hayas ido. Y aunque nunca respondía a mis silencios, creo que ya es hora de que sepas la verdad a pesar de que siento miedo que después de mis vocablos todo acabe muy pronto: Te quiero. Te quiero por muchas razones, pero sobre todo por tus pasiones, que siempre han sido las cosas más maravillosas de la vida. El amor, los sueños, el placer, la vida, la risa.... Y me alegro de que me hayas enseñado a ver como tú ves, porque sin lugar a dudas enriquece mis días. No puedo negarte que me encantaría robarte el amor, aunque haya vuelto a llegar tarde; resulta que soy de las que piensa que no hay que rendirse por lo que uno quiere. No sabría decir qué faceta de ti me gusta más. Te adoro y te odio a veces, pero tienes algo, algo maravilloso y poderoso. Me has eclipsado, me has eclipsado hasta tal punto que no encuentro palabras para definir cuanto te quiero. Hace ya mucho tiempo. A veces duele quererte pero he dejado de reprimírmelo porque desde que te conocí has dado sentido a mi vida. Sí, típico tópico pero así es literalmente.




Llevas tanto tiempo en mi vida, que no recuerdo nada más.