26 de octubre de 2009

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza por eso de que sus caderas... Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa y esas maneras y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además le he visto serio ser él mismo y en serio que eso no se puede escribir en un poema. Por eso, eso que me cuentes de que mírarle cómo bebe las cervezas y cómo se revuelve sobre las baldosas y qué fácil parece a veces enamorarse. Todo eso de que él puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir viva y a la mierda con la autodestrucción... Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio y que él aparezca de golpe y de frente.No sabes lo que es despertarte y que él se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo soy la primera que entiende que pierdas la cabeza por sus ojos y el sentido por sus palabras y el alma por un mínimo roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando él pasa, las incomodidades de orgullo que pueda provocarte son algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que yo también le veo. Que cuando él cruza por debajo del cielo solo la tonta mira al cielo. Que sé como agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro y formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y el sitio que las tienes que tocar en el este de su pie izquierdo para conseguir que se ría, y me sé lo de sus rodillas y la forma que rozar las cuerdas de una guitarra. Que yo también he memorizado su numero de teléfono pero también el numero de sus escalones y el numero de veces que afina las cuerdas antes de ahorcarse por bulerías. Que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores, y yo sí que no tengo cojones a decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna (y mira que hay tontas enamoradas en este mundo). Que sé la cara que pone cuando deja ser completamente él, rendido a ese puto milagro que supone que exista. Que le he visto volar por encima de poetas que valían mucho más que estos dedos, y le he visto formar un charco de arena rompiendo todos los relojes que le puso el camino, y le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana: no me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo. Que lo de "mira sí, un polvo es un polvo", y solo los sueños pueden posarse sobre las seis letras de su nombre. Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo sobre él. Que razones tenemos todas. Pero yo, muchas más que vosotras...


"Yo le quiero por muchas más razones que vosotras"

10 de octubre de 2009


Háblame antes de que suceda, háblame hoy, que este viento traerá tu voz. Dime que un día volveremos a estar, a sentir, sin límites, sin medida. Aunque no sea cierto, dímelo. Dime que la vida entonces será larga y la tristeza breve. Miénteme. Cuéntame medias verdades partidas en dos, fragmentos de mentiras que hablen del reencuentro. Alivia con tu voz la carga de conocer todas las formas del verbo adiós. Desde todos los puntos cardinales me llega tu recuerdo, tu inexistencia, destrozando todas las palabras que pensé, todos los propósitos que planeé para olvidarte, para salvarme. ¿Sabes?, no se puede medir esta oscuridad. Tendré que dejar de preguntar, pues sólo una silenciosa quimera llega por respuesta. Tendré que dejarte, te dejaré definitivamente olvidado. Seguiré pensando en otras cosas para no caer en el dolor de pensarte. Aunque sigas en todo. Tal vez, de vez …No sabía que tenía frio, hasta que tú me lo dijiste....No sabía que estaba tan rota, hasta que tú me lo dijiste...No sabía que dolía tanto, hasta que tú me lo dijiste...No sabía que me había perdido, hasta que tú me lo dijiste...No sabía que no sé, hasta que tú me lo dijiste...Tampoco sabía que podía sentir el corazón, hasta que tú apareciste...Pero de que me sirve ahora, si tengo frio... estoy rota... me duele... estoy perdida... y ya no sé nada.
¿Aunque sabes qué? creo que todo esto que siento es porqué tú me lo dijiste...