28 de mayo de 2009

Despedida de una despedida.



Y poco a poco fui despegando la vida de las cuatro paredes que me habían oído llorar, gritar, gemir, reír, susurrar & roncar, & en cada trozo de ella percibía el olor del recuerdo. Retiré con calma mis entradas de conciertos, mis recortes de periódico, mis fotos, mis dudas & mis errores, mis pasiones, mi entusiasmo, mi crecer prematuro, mis canciones. Sin embargo quedaron las marcas de todo aquello dibujadas con polvo, como si fueran cicatrices del tiempo, & las sentí en mi piel, sentí las rodillas que me golpeé en los bordes de la cama al intentar subir cuando mis piernas eran todavía demasiado cortas; & sentí el sudor frío en la nuca de esos días en que temía el ataque de los monstruos escondidos en la oscuridad del armario; & el temblor en los dientes cuando me desnudaron por primera vez, & esa torpeza; & la desesperación constante de no encontrar nunca lo que buscaba hasta que tomé la decisión de organizarme, porque llegó un momento en el que habían tantas cosas que empecé a colgarlas del techo; & el orgullo de desterrar los libros viejos a la habitación de la enana, porque ya era mayor para leer esos lomos de colores llenos de letras enormes & dibujos cada cinco páginas.Y después de aquello, después de haber empaquetado los diccionarios, la arena del desierto & la de la playa, los silencios, las confesiones, las guías de viaje, las noches compartidas, después de haber colocado a Shakespeare & a Hopper en una misma caja, & de que la colección de cargadores de aparatos electrónicos acostumbrados a pedir turno para el único interruptor de mi cuarto estuviera ordenada por primera vez desde que los saqué del envoltorio & como no ha vuelto a estar desde ese día, & después de haber guardado con más cuidado que nada de todo eso mi máquina de hacer magia, de crear sueños.. sólo después de aquello me centré en la ventana. Mi ventana. La ventana que me daba los buenos días por las mañanas desde los cristales a los que nunca bajaba las persianas.Y salí a darle un vistazo –un último vistazo– a aquél edificio de color marrón, y sentí en mi nuca el suspiro de aquel día.. cómo si el tiempo, hubiera enterrado todos mis pasiones en ese cuarto, mis, tus, nuestras pasiones.. Cerré los ojos & ví nuestro estanque & nuestras palmeras donde los pájaros madrugaban hasta los domingos, volví a abrirlos pero sólo estaba en ese edificio en el que en catorce años apenas había visto gente, aparte de los que acudían por las calles sin rumbo, con la mirada perdida.. en un pueblo donde la soledad se refleja en las calles.. Y recordé la promesa que le hice a un antiguo compañero de besos de volver allí algún día, & lo recordé con cariño, porque era una propuesta lejana, que sonaba como si nunca la hubiese tomado en serio, a pesar de que, sinceramente, sí lo hice. Y más que nunca tuve consciencia del tiempo & de cómo cambia las cosas. Y entonces me vino a la cabeza el tópico latino “tempus fugit”, aunque preferí simplificarlo con un “cómo pasa el tiempo”. Y con la ligereza de ese tiempo, me cubrí las muñecas, muñecas llenas de cicatrizes, & escribí por última vez desde ese cuarto. A mano.

11 de mayo de 2009

Se siente más sola que nadie en este mundo. No tiene nadie que le caliente la cama, ni nadie que le prepare el desayuno en las mañanas nubladas. Nadie que le haga encender. Ni nadie que le haga vibrar los domingos de ausencia. Y aun así. Aún así, quiere darse compañía. Se tumba en la cama justo cuando le pesa el día. Cierra los ojos. Aunque su mundo no desaparece. (El mundo no desaparece cuando cierras los ojos, ¿verdad?) Se aísla, eso sí. Se aísla de todo lo tangible. Y se deja llevar. Dibuja todo su amor en su propia piel. Toda la necesidad en su carne. Sus ganas. Su deseo. Te quiero quiere chillar. Pero no tiene a nadie a quien hacerlo. Y sigue, con fuerza, con odio. Con toda la rabia del mundo. Se acaricia, se juega, se siente, se huele, se desea. Le desea. Al ser sin cara, al ser sin cuerpo, al ser sin alma, al ser sin ser. Se dibuja, respira. Se tuerce, tiembla. Tiembla y ahora. Se rompe, se rompe, se rompe. Explota en mil pedazos. Y es entonces cuando se siente llena. Se siente llena de sí misma. Pero vacía. Es un llenovacío existencial.